Iniciación al "sexo".
Cuando era pequeña estaba acostumbrada a ver a mi hermano desnudo. Mi hermano es casi dos años más joven que yo y mi madre acostumbraba a bañarnos juntos para ahorrar tiempo, agua y porque la bañera entonces se nos antojaba bastante grande. Era muy flaco, con piel cetrina y un “instrumental” pequeño, gracioso y nada impresionante. La anatomía de los chicos no tenía secretos para mí.... creía. Un día vi a mi padre haciendo pis. Debía tener alguna malformación -pensé- y por eso disimuladamente se giraba para que yo no viera sus partes nobles, pero sí, allí estaba “eso” que no tenía nada que ver con lo que tenía mi hermano y que era escandalosamente grande, oscuro y no muy bonito, que digamos.
-Mamá, mamá, -fui a buscar información- ¿por qué a los hombres les ponen el pito de goma? ¿A M también se lo van a hacer?- Mi impresión era que “eso” era auténticamente gomoso. La pobre, más divertida de lo que a mi me hubiera gustado, me explicó que no les ponen nada de goma, que cuando uno crece y se desarrolla se ponen así. ¡Jesús, qué espanto! No obstante pensé que mi madre decía eso para tranquilizarme y que no me preocupara por mi hermano pero durante algún tiempo no se me iba de la cabeza cuando lo veía desnudo las perrerías a las que le iban someter para “hacerlo un hombre”.
Después recurrí a mi abuela: -”Yaya, si lo de los niños se llama pito, pilila, pajarito... ¿cómo se llama lo de las niñas?”. -”Aparato genital femenino” -sentenció-. ¡Madre de Dios!!
Mucho más tarde, ya con 12 o 13 años, en mi colegio de monjas, participaba en una conversación sobre sexo. Las niñas a esa edad éramos muy listas y aunque los mayores no hablasen delante de nosotras de esas cosas, nosotras nos enterábamos de todo, todo y todo. Todo venía de que la vecina de una compañera había tenido un niño con síndrome de Dawn y ella nos explicaba el por qué: “Es que cuando él le metió eso a ella no lo hizo bien y claro, como ella ya había perdido el conocimiento...” ¡Cielos! ¿Cuando le mete qué y por dónde? ¡Y sin conocimiento! ¿Tanto mareo produce dar un beso? (Un beso a tornillo era lo más sexual y porno que me podía imaginar) y seguro que era verdad, porque me parecía la explicación más científica de un síndrome de Dawn, así que a investigar. Primero analicé mi anatomía para ver dónde había un agujero por el que cupiera algo y luego la de mi hermano para ver qué podía tener él que pudiera meter. ¡Ja, lo pillé! ¡el pito de goma!. Pero siempre he tenido mucha inquietud intelectual, así que cogí un libro de la estantería que me parecía que podía orientarme: “El mono desnudo” de un tal Desmond Morris. Le pregunté a mi padre: - “¿qué tal éste? ¿trata de la evolución de las especies?”- “No... bueno, no. Este hasta que no seas más grande.... ahora no lo vas a entender..... no es para niños....”. ¡Zas! ¡Este es!.Me leí a trozos el libro, de pie, al lado de la estantería, para disimular si era necesario. Ahí me enteré de lo que era el pene, la vagina, la vulva, el clítoris, el prepucio, los testículos , el ñacañaca y un montón de palabras que me sonaban muy mal y de lo que se hacía con ellos incluido el qué se mete y el dónde. (Hubo otro montón de cosas que leí y de las que no me enteré ni un comino). Todo una guarrada y además ni siquiera se perdía el conocimiento.
Ya de mayor entendí las sabias palabras de mi padre y las “guarradas” resultaron ser gustosas, saludables y divertidas, aunque no estaba yo equivocada en todo.... a veces los hombres se ponen el pito de goma....con un preservativo.
-Mamá, mamá, -fui a buscar información- ¿por qué a los hombres les ponen el pito de goma? ¿A M también se lo van a hacer?- Mi impresión era que “eso” era auténticamente gomoso. La pobre, más divertida de lo que a mi me hubiera gustado, me explicó que no les ponen nada de goma, que cuando uno crece y se desarrolla se ponen así. ¡Jesús, qué espanto! No obstante pensé que mi madre decía eso para tranquilizarme y que no me preocupara por mi hermano pero durante algún tiempo no se me iba de la cabeza cuando lo veía desnudo las perrerías a las que le iban someter para “hacerlo un hombre”.
Después recurrí a mi abuela: -”Yaya, si lo de los niños se llama pito, pilila, pajarito... ¿cómo se llama lo de las niñas?”. -”Aparato genital femenino” -sentenció-. ¡Madre de Dios!!
Museo del Sexo, Amsterdam. |
Ya de mayor entendí las sabias palabras de mi padre y las “guarradas” resultaron ser gustosas, saludables y divertidas, aunque no estaba yo equivocada en todo.... a veces los hombres se ponen el pito de goma....con un preservativo.
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