La primera vuelta al mundo: la gesta de Magallanes y Elcano.
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La primera vuelta al mundo fue una expedición marítima española del siglo XVI que completó por primera vez la circunnavegación del planeta. La inició Fernando de Magallanes, un navegante portugués al servicio de Carlos I de España, y la terminó Juan Sebastián Elcano, un marino vasco que asumió el mando tras la muerte de Magallanes. Fue un viaje durísimo. Una odisea mortal que llevó a situaciones extremas a toda la tripulación. La travesía de Magallanes y Elcano estuvo marcada por revueltas y motines de los hombres, que se oponía a seguir el rumbo fijado por el capitán general, pues era como llevarlos a un suicidio colectivo.
Antecedentes: El Tratado de Tordesillas.
Poco después del descubrimiento de América por Cristobal Colón, se firmó el Tratado de Tordesillas. Este fue un acuerdo entre España y Portugal para repartirse el mundo entre ellos. Se firmó en Tordesillas, Valladolid, el 7 de junio de 1494. En él se estableció una línea imaginaria que pasaba por el Atlántico a 370 al oeste de las islas de Cabo Verde (al noroeste de África) y dividía el mundo en los territorios al oeste y al este de ella. España se quedó con lo que quedaba al oeste. Esto incluía la mayor parte del continente americano, excepto una parte de Brasil, y algunas islas del Caribe y del Pacífico. Portugal se quedó con la parte este de la línea, a saber, las islas de Cabo Verde, la costa de África, una parte de Brasil y algunas islas del Atlántico.
El Tratado fue ratificado por el papa Alejandro VI que emitió varias bulas para confirmarlo. Pero, como no podía ser de otra manera, puesto que los límites no estaban demasiado claros, pues eran muchas veces tierras y mares aún sin explorar, este tratado no se respetó demasiado ni por España, ni por Portugal ni por el resto de los países europeos que querían también sacar tajada de la conquista del mundo.
El propósito de Fernando de Magallanes.
Fernando de Magallanes. Autor desconocido, 1848. Museo Naval. Madrid. Imagen: Wikimedia Commons DP |
En esas fechas, las especias como el clavo, la canela o la nuez moscada tenían en Europa una altísima demanda, pero solo se podían encontrar en las míticas islas de las Especias o Molucas, en el sureste asiático. Estas islas, descubiertas por el portugués Francisco Serrão en 1512, eran las únicas del mundo productoras de estas mercancías, por lo que encontrar una ruta para llegar a ellas era algo realmente importante y transcendental.
Magallanes y Serrão habían sido amigos y compañeros de armas y habían participado en el ataque y conquista de Malaca, Malasia (1509-1511). Allí Magallanes compró un esclavo malayo de trece años al que bautizó como Enrique de Malaca. La relación entre Magallanes y Enrique, además de la de amo y esclavo, era de compañeros y de afecto y juntos compartieron muchos peligros y aventuras. Enrique sabía varios idiomas de las islas y fue muy importante su trabajo como intérprete en la expedición de la vuelta al mundo.
Fernando de Magallanes, convencido de una ruta mejor para llegar a las islas de las especias, fue a planteárselo a su rey Manuel I de Portugal, el cual rechazó la propuesta de explorar la ruta oeste hacia las Molucas. Así que se vino para España y con un grupo de valedores del proyecto se lo ofreció al joven rey de 18 años, Carlos I. Ante el caramelo de que podrían demostrar que las Molucas estaban en la parte española del Tratado de Tordesillas, el monarca aceptó financiar la expedición. Así pues el objetivo principal de la expedición era encontrar una ruta hacia las Molucas, por el oeste, evitando el dominio portugués sobre el cabo de Buena Esperanza, en el sur de África. Magallanes creía que podía llegar a las Molucas navegando por el sur de América, atravesando el océano Pacífico y cruzando el océano Índico. Así pues, el proyecto fue financiado por la Corona de Castilla y los banqueros y comerciantes Cristobal de Haro, burgalés, y el alemán Jakob Fugger .
Por su parte, el rey de Portugal y sus gentes se hacían cruces por el fracaso de Fernando de Magallanes y su expedición, y durante toda ella procuraron boicotearla en la medida de lo posible.
La primera vuelta al mundo.
Itinerario de la Primera Vuelta al Mundo. Imagen: Wikimedia Commons Magellan_Elcano_Circumnavigation-fr.svg: Sémhur, derivative work: Armando-Martin Licencia CC BY-SA 3.0 |
La flota partió de Sevilla hacia Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, el 10 de agosto de 1519. Estaba compuesta por cinco naves que, por orden de tamaño, eran: la Trinidad, nave capitana al mando de Fernando de Magallanes; la San Antonio, al mando de Juan de Cartagena; la Concepción, al mando de Gaspar de Quesada con Juan Sebastián Elcano como maestre; La Victoria, al mando de Luis de Mendoza; y la Santiago, al mando de Juan Serrano. La tripulación entre las cinco era de 238 hombres. Allí se quedaron ultimando imprevistos y contratiempos durante algunas semanas (Magallanes aprovechó para hacer testamento), hasta que por fin, el 20 de septiembre de 1519 la expedición partió a un viaje y un destino incierto,
Al poco de empezar tuvo lugar el primer motín. Ocurrió en las islas Canarias, donde habían recalado a por provisiones. Algunos oficiales españoles, encabezados por Juan de Cartagena, el veedor real (funcionario de la Corona de Castilla que tenía la función de inspeccionar, fiscalizar y controlar diversas actividades y de consulta obligatoria), se rebelaron contra Magallanes por no consultarles las decisiones. Magallanes logró sofocar el motín y arrestó a Cartagena, pero después lo perdonó y le devolvió su puesto.
Recorrieron la costa atlántica de Sudamérica, pararon por Río de Janeiro, donde intercambiaron objetos y alimentos con los indígenas. Luego por Rio de la Plata y continuaron costeando hacia el sur.
La expedición de Magallanes llegó a la bahía de San Julián, en la Patagonia, el 31 de marzo de 1520, después de haber navegado por la costa sur de América del Sur en busca del estrecho que le permitiría cruzar al océano Pacífico. Allí decidió pasar el invierno, ya que las condiciones climáticas eran muy adversas para continuar. Hay que tener en cuenta que al estar en el hemisferio sur, las estaciones están cambiadas. Parece ser que los aborígenes de aquellas tierras eran grandes como gigantes y tenían los pies muy grandes y desproporcionados y los llamaron patagones, de ahí el nombre de Patagonia.
Al día siguiente de llegar a San Julián, tuvo lugar el segundo motín que duró un mes. Los capitanes que se sublevaron fueron tres: Luis de Mendoza, capitán de la Victoria y cabecilla de la rebelión, Gaspar de Quesada, capitán de la Concepción y su maestre Juan Sebastián Elcano y Juan de Cartagena, capitán de la San Antonio, se sublevaron contra Magallanes, al que acusaron de llevarlos a la muerte. Magallanes reaccionó con rapidez y contundencia: mató a Luis de Mendoza él mismo en el combate, y perdonó a Quesada y a Cartagena, pero los sometió a un juicio sumario. Quesada fue condenado a muerte y decapitado. Magallanes ordenó descuartizar los cadáveres de Mendoza y Quesada para que sirviera de ejemplo. Cartagena fue destituido de su cargo y abandonado en aquellas tierras junto con un clérigo llamado Pedro Sánchez de la Reina, que le había dicho que ardería en el infierno. Y perdonó a otros como Juan Sebastián Elcano, Antonio Pigafetta y Francisco Albo que se negaron a seguir el motín.
Tras el motín de San Julian, hubo que hacer una reestructuración de mandos: La Trinidad, la nave capitana, seguía bajo el mando de Fernando de Magallanes, el capitán general de la expedición. La San Antonio, la nave más grande y más poderosa, quedó bajo el mando de Álvaro de Mesquita, un primo de Magallanes. La Concepción fue para João Serrão. La Victoria para Duarte de Barbosa y la Santiago seguía con su capitán Juan Serrano.
El 22 de mayo de 1520, la Santiago, a la que Magallanes había enviado en misión de exploración de la costa cerca del cabo de Santa Cruz, se vio envuelta en una fuerte tormenta que la arrastró contra la costa y la hizo pedazos contra una roca. Parece que solo murió un esclavo del capitán Juan Serrano y el resto tuvieron que esperar dos meses en aquellas costas hasta que fueron rescatados por las otras naves, que habían permanecido en el puerto de San Julián.
El 24 de agosto reanudaron el viaje. El 21 de octubre Magallanes encontró por fin lo que buscaba: un estrecho que se abría entre dos cabos, a los que llamó cabo de las Once Mil Vírgenes y cabo Deseado, y que él bautizó como estrecho de Todos los Santos, hoy el Estrecho de Magallanes. Lo atravesaron entre el 21 de octubre y el 28 de noviembre de 1520. Fue la primera vez que se navegó por ese paso marítimo que comunica el océano Atlántico con el océano Pacífico por el extremo sur de América del Sur. Fueron días terribles de frio, fuertes vientos, corrientes, mareas, tormentas, fiordos, montes nevados y laberintos de canales, muchos de ellos sin salida. De hecho, la nao San Antonio desertó de la expedición. Su capitán, Álvaro de Mesquita, se unió a la conspiración de los pilotos Esteban Gómez y Juan Rodríguez Serrano, que querían regresar a España por el Atlántico en vez de seguir a Magallanes por el estrecho que lleva su nombre. Aprovechando una noche de niebla, la San Antonio se separó de las otras naves y puso rumbo al norte. Mesquita fue encerrado en su camarote por los amotinados, que tomaron el control de la nave. El resto de las naves los estuvo buscando durante días, pues pensaban que se había hundido o se había perdido.
La San Antonio llegó a España el 6 de mayo de 1521. Estos acusaron a Magallanes de traición y desobediencia al rey Carlos I. El piloto Esteban Gómez, que fue el principal instigador de la deserción, declaró que Magallanes había planeado entregar las Molucas, las islas de las especias, al rey de Portugal, su país natal pero no pudieron probar nada ni impedir que la expedición siguiera su curso. Esteban Gómez, fue acusado de traición y encarcelado. Los demás también fueron condenados a penas de cárcel, destierro o multas.
Cuando llegaron al Pacífico, al que pusieron ese nombre por sus calma, Magallanes pensaba que ya solo les quedaban tres o cuatro días para llegar a las Molucas, pero estaba terriblemente equivocado. Con arreglo al Mapa de Toscanelli, no imaginaban que el Pacífico fuera tan grande. La travesía por el Pacífico fue muy dura, horrible. Los navegantes sufrieron hambre, sed, escorbuto y otras enfermedades. Comían ratas (y además tenían que pagar por ellas), serrín, cuero o gusanos. Muchos hombres murieron por falta de alimentos frescos y agua potable.
Muerte de Magallanes en la Batalla de Mactán. Grabado del siglo XIX. Autor desconocido. Imagen: Wikimedia Commons DP |
Así terminó, el 27 de abril de 1521, la vida de Fernando de Magallanes, uno de los mayores y mejores navegantes de la historia, que inició la primera circunnavegación del mundo. Tenía 41 años.
El tercer motín se produjo en la isla Filipina de Cebú el 1 de mayo de 1521, después de la muerte de Magallanes en la batalla de Mactán. Los supervivientes eligieron a Duarte Barbosa, cuñado de Magallanes y capitán de la Victoria, como nuevo capitán general, pero este se enfrentó con Juan Serrano, capitán de la nao Concepción. Barbosa acusó a Serrano de traición y lo hizo prisionero. Poco después, ambos fueron asesinados por los nativos en la isla de Cebú, donde habían ido a un banquete de despedida con el rajá Humabón y fueron traicionados por este. Entre los motivos de estas muertes están, entre otros, que el rey de Cebú no quería perder los tratos comerciales con los portugueses: que los españoles se comportaron de forma abusiva y violenta con los indios; que al haberse convertido al cristianismo temía a perder su poder frente a otros caciques rivales, como Lapulapu de Mactán; y nuevamente se habla de la implicación de Enrique de Malaca en estas muertes. Se especula con que Enrique había pedido la libertad a Serrano y Barbosa, según había dejado Magallanes dicho en su testamente, y ellos se la negaron, por lo que pudo conspirar con Humabón para su asesinato. Otros piensan que no tuvo nada que ver con sus muertes, que intentó salvarlos y no pudo y que pudo ser también asesinado con ellos. O que pudo escapar en un barco portugués. El caso es que no embarcó y su cuerpo nunca fue encontrado. En todas estas escaramuzas, también se perdió a João Serrão, capitán de la Concepción. La última vez que se le vio fue pidiendo ayuda desde la canoa de unos indígenas que le habían secuestrado.
Enrique de Malaca fue un personaje muy importante en la vuelta al mundo por su labor como intérprete, pues facilitó el trato y el comercio con los indígenas, por su cercanía a Fernando de Magallanes y por sus propias y duras vivencias.
Después de esta escabechina, João Lopes Carvalho pasó a ser capitán general de la expedición y capitán de la Trinidad, Gonzalo Gómez de Espinosa capitán de la Victoria y Juan Sebastián Elcano de la Concepción. Sin embargo Gómez de Espinosa y Elcano acusaron a Lopes Carvalho de negligencia y traición y, aunque conservó el puesto de capitán de la Trinidad, no así el de capitán general de la expedición, que pasó a brevemente a Antonio Pigafetta y después a Juan Sebastian Elcano.
Juan Sebastián Elcano. Ilustración del libro "Las Glorias Nacionales" Imprenta de Luis Tasso, 1852. Biblioteca Universitaria de Sevilla. Imagen: Wikimedia Commons DP |
Juan Sebastián Elcano se había enrolado en la expedición de Magallanes a pesar de tener una orden de arresto por haber participado en un motín contra el rey Carlos I. Era un hombre con una personalidad valiente, aventurera y leal. Como toda la tripulación sufrió hambre, sed y enfermedades pero su coraje y su entereza le mantuvieron vivo y pudo completar la empresa que había empezado con Fernando de Magallanes.
Pocos días después, la nao Concepción fue quemada y hundida en el canal que separa las islas de Bohol y Cebú, en las Filipinas. El motivo fue que la nave estaba muy deteriorada y no podía navegar con seguridad. Además, no había suficientes hombres para tripular las tres naves que quedaban, ya que muchos habían muerto o desertado. Elcano decidió sacrificar la Concepción y distribuir sus provisiones y sus 38 hombres entre las otras dos naves. Así, solo dos naves salieron de Cebú el 6 de mayo de 1521: la Trinidad y la Victoria.
Llegaron las islas Molucas o islas de las Epecias el 8 de noviembre de 1521. El rey de Tidore, Almanzor, los recibió amistosamente y les dio ayuda y protección. El rey de Tirode era aliado de los españoles y enemigo de Tabarija, rey de la isla Ternate, que era aliado de los portugueses, los cuales tenían una fortaleza en esa isla. Obviamente, los portugueses se opusieron a la presencia española en las Molucas. Allí cargaron las naves con clavo, nuez moscada y otras especias hasta la bandera. Pero La Trinidad, al mando de Gonzalo Gómez de Espinosa, tuvo una avería por una fuga de agua y tuvo que quedarse en la isla de Tidore. Solo pudo partir La Victoria, con 47 tripulantes y 13 indios, por el océano Índico hacia casa. Una vez reparada la Trinidad, con 52 tripulantes y 13 indios, intentó regresar a España por el Pacífico, pero las condiciones del mar y de los vientos eran muy malas, quizás les pilló el monzón. Cinco meses después de zarpar, se dio la vuelta y dos meses más tarde regresó a las Molucas. Este viaje fue un viaje al infierno: los hombres de la Trinidad sufrieron una terrible escasez de alimentos y agua, y una epidemia de escorbuto que mató a más de la tripulación dejando a una veintena de hombres para manejar el barco. Al llegar a las Molucas, el navío, destrozado por la travesía, y su tripulación, a punto de la muerte, fueron capturados por los portugueses. Los portugueses, eternos rivales de los españoles en el comercio de especias, se apoderaron de la nave y sometieron a juicio a su capitán, Gonzalo Gómez de Espinosa, y a sus hombres. La Trinidad fue desmantelada y después se hundió en una tormenta. Solo cuatro supervivientes llegaron a Europa, pasando tres de ellos por cárceles portuguesas, entre ellos el capitán, y donde uno de ellos murió. Los otros fueron liberados en 1527. La historia de la Trinidad es una historia de heroísmo y de tragedia, que muestra las dificultades y los riesgos que tuvieron que afrontar los navegantes españoles en su intento de circunnavegar el mundo.
Solo quedaba la nao Victoria. Los portugueses la persiguieron por el océano Índico y el Atlántico, pero no pudieron alcanzarla. La Victoria cruzó el océano Índico y bordeó África por el cabo de Buena Esperanza. Durante el viaje sufrió escasez de agua y comida, enfermedades, corrientes adversas, tempestades y ataques de piratas. Muchos hombres murieron y fueron arrojados al mar. Cabo Verde en Portugal fue la última escala antes de llegar a España, donde se detuvieron para abastecerse. Cuando los portugueses, que desde el principio habían luchado por el fracaso de la expedición española, se enteraron de que la Victoria había llegado a Cabo Verde, enviaron una carabela para apresarla. Elcano tuvo que actuar con astucia para evitar el ataque. Se hizo pasar por un barco francés y consiguió engañar al capitán portugués, que le permitió comprar víveres y agua. Sin embargo, 13 de sus hombres fueron descubiertos y arrestados por los soldados portugueses, que les interrogaron sobre su viaje. Los españoles tuvieron que huir precipitadamente de Cabo Verde, dejando atrás a sus compañeros. Los prisioneros fueron liberados tras largas negociaciones en 1526.
Nao Victoria. Sevilla. España. Imagen: Wikimedia Commons Autor foto: CarlosVdeHabsburgo Licencia: CC BY-SA 4.0 |
Elcano y sus hombres fueron recibidos con honores por el rey Carlos I, que les concedió una pensión vitalicia y el escudo de armas con el lema: «Primus circumdedisti me» («El primero que me rodeaste») y otorgó el título de hidalgo, el de capitán de mar y tierra y el derecho a participar en futuras expediciones a Juan Sebastián Elcano. El rey también ordenó que se conservara la Victoria como un monumento a la gloria de España. Si os acercáis por Sevilla, podréis comprobar que la nao Victoria es poco más grande que una cáscara de nuez. Se puede uno imaginar el horror que vivieron esos hombres perdidos en los océanos.
La carga de especias de la Victoria cubrió los gastos de la gesta, incluidas las cuadro naves perdidas, las indemnizaciones a las familias y demás, pero no fue demasiado rentable para la corona española, aunque sí fue una hazaña histórica que abrió nuevas puertas al comercio de ultramar.
En fechas posteriores, España obtuvo grandes beneficios económicos al comerciar con las especias y otros productos exóticos que trajo de las Molucas, como el clavo, la nuez moscada, el jengibre, la canela, pimienta larga, pimienta redonda, sándalo rojo y blanco, almizcle, benjuí, goma laca entre otras cosas. Estas especias eran muy apreciadas en Europa por su sabor, su aroma y sus propiedades medicinales .
Habían dado la vuelta al mundo en casi tres años, demostrando la esfericidad de la Tierra y abriendo nuevas rutas comerciales y culturales. La hazaña de Magallanes, Elcano y sus hombres fue un hito en la historia de la navegación y la exploración. Su nombre quedó grabado para siempre en la memoria colectiva como un símbolo de valor, perseverancia y gloria.
Portada del libro de Antonio Pigafetta: Primer viaje en torno del globo. 1922. Imagen: Wikimedia Commons DP |
Y todo esto lo conocemos gracias a Antonio Pigafetta, un navegante, explorador, geógrafo y escritor italiano que acompañó a Magallanes en su expedición alrededor del mundo. Su testimonio para el conocimiento de esta proeza es de vital importancia, pues fue uno de los 18 supervivientes que regresaron a España y escribió un diario detallado de todo el viaje, que se considera la primera crónica de la primera vuelta al mundo.
Juan Sebastián Elcano se embarcó de nuevo en 1525 en otra expedición a la isla de la Especias en la nao Santi Espíritus, capitaneada por García Jofre de Loaísa y murió en el Pacífico el 4 de agosto de 1526 a los 50 años.
Bibliografía.
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