La sandía.
Verona, junio 2007 Tumba de Julieta, Verona. Estamos el Núcleo Duro, Simarro y mi señora madre. Después de una intensa mañana de patearnos Verona con un calor de muerte buscando entre otras cosas la tumba de Julieta, nos sentamos a comer en un chiringuito de una placita. ¿Postres? Pasaban por allí carritos donde se vendía fruta, bien entera, bien a trozos en un vaso de plástico, pero no se podían comprar para consumir en las mesas como suele pasar en estos casos. Todos menos mi madre pasamos directamente al limoncello (una clavada por cierto), pero a mi madre le apetecía sandía fresquita. -“Chincue limonchelo y una porchione de “sandía” para la señora, per favore”- le pedimos al camarero. Nuestro italiano de una semana no daba para decir sandía, aunque el resto, como se ve, lo dominábamos bastante bien, no obstante intentamos explicarle lo que es una sandía mientras Manolo echa mano a su PDA para buscarlo en el diccionario: “Sandía es una fru......”. Pero nuestro aguerrido cama...