Feminista, sí, pero...

Dicho así, "por qué no soy feminista", suena a que realmente voy en contra de los movimientos a favor de la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres, cuando realmente es todo lo contrario. Sí soy feminista. Creo que las mujeres tenemos un largo recorrido de lucha aún para conseguir el reconocimiento que, como personas, nos merecemos. Pero creo que esta lucha, tan importante, tan necesaria y tan seria, está siendo saboteada no solo por la sociedad machista (hombres y mujeres) en la que vivimos, sino por una serie de movimientos, grupos o mujeres aisladas, que en nombre del feminismo se dedican a querer sacar partido o privilegios de su condición de mujer, a dejar a la mujer como un espectáculo grotesco con gran perjuicio para nuestra dignidad, a cargar contra los hombres a "bulto" sembrando odio entre sexos... Y todo ello, repito, en nombre del "feminismo". 

Como siempre, el mayor enemigo está en las filas.

El enemigo en las filas.

Para muestra vale un botón, así que voy a decir unos cuantos ejemplos de lo que yo creo que es el enemigo en las filas del feminismo:

1) Las que hacen del feminismo una bandera política.

Me parece absolutamente lamentable que unas mujeres veten a otras porque políticamente son de otra cuerda. Mujeres somos "todas", y quien anteponga el color de su partido por encima de una lucha tan importante y tan difícil como es el dignificar a la mujer y dotarle de la representación, las oportunidades y los derechos que como persona merece, es, cuanto menos, un mezquino y un ruin. ¿Qué diría Clara Campoamor si levantara la cabeza?

Clara Campoamor.

Si alguien ha hecho luchado en serio por los derechos de la mujer, ha sido Clara Campoamor. Abogada, escritora, trabajadora incansable y feminista de verdad. Eso le llevó a la política, donde entonces una mujer podía ser elegida para diputada, pero no podía votar. 

En las elecciones de 1931 salieron elegidas tres mujeres: Clara Campoamor, por el Partido Radical; Victoria Kent, por el Partido Radical Socialista y Margarita Nelken por el PSOE. Las tres eran mujeres cultas y valiosas y pertenecían a los movimientos feministas de la época, sin embargo solo Clara abogó por el derecho al sufragio femenino. Tanto Victoria como Margarita se oponían a él por considerar que las mujeres eran mayormente conservadoras y muy mediatizadas por la Iglesia, mientras que Clara defendió que la igualdad entre hombres y mujeres estaba por encima de las ideologías políticas, religiosas y de los intereses de Estado.

El sufragio femenino se aprobó con los votos de parte del PSOE, parte de algunos grupos republicanos y casi toda la derecha. En contra votaron parte del PSOE, Acción Republicana, el Partido Radical Socialista y el propio partido de Clara, el Partido Radical, salvo cuatro compañeros y el resto de diputados. 

Como vaticinaron Victoria Kent y Margarita Nelken, en las siguientes elecciones, gracias al voto femenino, ganó la derecha. Después vino la guerra, Clara Campoamor tuvo que exiliarse y el voto de la mujer fue, nuevamente, abolido.

Cuando esas "feministas" de ahora salen a la calle y, con la boca llena de "Clara Campoamor", insultan y echan de las manifestaciones a otras mujeres porque no son de su ideología política, habría que decirles que no mancillen el nombre de esa gran mujer y que se informen de quién era y por qué luchaba, que ignorancia es muy mala.

Por desgracia, es algo que vemos en muchas manifestaciones feministas, sin ir más lejos en esta de 8 de marzo de 2020, como un claro ejemplo de que el enemigo está en las filas. ¿Qué imagen da eso? ¿Que para las feministas las mujeres es lo primero? Pues no. 

"Divide y vencerás". La sociedad machista y los que no apuestan por el éxito de la igualdad entre hombres y mujeres, se deben frotar las manos con estas cosas. 

2) Movimientos tipo Femen.

A ver: estoy absolutamente de acuerdo en que cada uno puede defender sus ideas por muy radicales y extremas que sean. Es más, puedo estar de acuerdo con muchas de ellas. Pero ¡las formas! Aunque estos grupos son minoritarios, desnudarse y montar ese follón lo que genera, creo yo, es un espectáculo en el que lo que menos importa es lo que se reivindica. Da pie a que, por muy loables que sean las demandas, no se escuchen porque parece que vienen de "un grupo de chaladas" y que los/las más machistas de la sociedad aprovechen para meternos a todas en mismo saco. Solo hay que verlo cuando salen en las noticias, ¿alguien se entera de lo piden o nos fijamos más en sus tetas y sus culos?

Por otra parte, ¿qué pensaríamos las mujeres si los hombres reivindicaran lo mismo: anticlericalismo, contra el sometimiento, contra el sexismo, etc.. en bolas y con los "cataplines" pintados en multicolor? Pues eso...

3) Las odiadoras.

No entiendo como se puede llamar himno feminista a la canción Un violador en tu camino, con un estribillo que dice "el violador eres tu" señalando al tendido. ¡Hala! ¡todos los hombres en el mismo saco! El violador, la mandada de violadores, los maltratados en general, deben hartarse de cárcel y pudrirse en el infierno, pero de ninguna manera podemos dar a entender que el hecho de ser hombre le convierte a uno en un violador en potencia. No solo no lo son, sino que los violadores son enemigos en las filas de los hombres.

¿Y si fuera al revés? Coreografía multitudinaria de hombres gritando con el brazo hacia adelante: "la puta eres tu" (con perdón de las putas), o "a ti te gusta así" por ejemplo. Seguramente a muchas de las que cantan Un violador en tu camino les parecería intolerable.

En lucha por la igualdad, tenemos que ir todos, hombres y mujeres, de la mano. Tenemos que cambiar la sociedad entre todos, nosotras solas no podemos, y por tanto, los hombres tienen que ser nuestros aliados y nuestros compañeros. 

4) Las frustradas.

La bondad o la maldad de las personas no es una cuestión de sexos. Los hombres y las mujeres son, a priori, igual de buenos o igual de malos. Pero muchas veces, cuando una relación sale mal, recurrimos al feminismo para atacar a nuestro ex, al que de paso vendemos como un machista redomado. Y eso no vale. Si de verdad somos feministas, deberíamos luchar por una aportación proporcional al mantenimiento de los hijos, por una custodia compartida, por una igualdad en derechos, pero también en obligaciones. Deberíamos reivindicarnos como personas ¿no?

5) Las que se creen las portavoces universales del feminismo.

Hay otro colectivo que se cree con derecho a marcar las normas, a decir qué entra en las demandas feministas y qué no, a menospreciar el trabajo y la labor de otras luchadores,  a decir qué mujer es feminista y cuál no. ¿Estamos tontos? 

En nuestra España reciente, tenemos un claro ejemplo de ello:

Lidia Falcón. 

Lidia Falcón, es una mujer de izquierdas, con un amplio currículum como feminista, escritora y profesional ( licenciada en Derecho, Arte Dramático, Periodismo y doctora en Filosofía). Con un planteamiento bastante radical y, sobre todo, muy serio, de lo que es la lucha para conseguir la igualdad, lleva toda la vida trabajando por las libertades y la dignidad de las mujeres incluso arriesgando su integridad en tiempos muy difíciles: fue encarcelada y torturada por el franquismo.

Fundó el Partido Feminista en unos momentos tan complejos como fue la Transición, donde la mujer recuperó el voto después de 40 años, e intentó por todos los medios hacer valer el derecho de las mujeres, poner de manifiesto los problemas del maltrato, del sometimiento, de las discriminaciones, etc...

Sin embargo, en vez de aprovechar el pozo de experiencia que es esta mujer, se ha visto ninguneada por esos movimientos "feministas" y de "todo en el mismo saco"; por su propio partido político de izquierdas; por otros colectivos como los LGTB que, teniendo sus propias reivindicaciones, parece que pretendan acaparar el espacio del feminismo; por los que hacen de las manifestaciones feministas un espectáculo festivo, por muchas feministas jóvenes que han llegado a decir la humillante frase de que "chochea". ¡Qué vergüenza!

Os dejo con una entrevista a Lidia Falcón de 2018 y otra entrevista de 2020 por si queréis conocer algo más de ella.

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Podría enumerar otros muchos ejemplos donde parece que las mujeres, en nombre del feminismo, tiren piedras en ese mismo tejado. Estas actuaciones son las que suelen salir en los medios de comunicación, las que se difunden en redes y las que quedan en las cabezas de las personas que no profundizan mucho en este asunto, sobre todo, porque no les interesa. Es, en muchos casos, la cara más visible del feminismo, y de ahí el título de este post: Feminista, sí, pero...

Tenemos aún mucho que hacer en España por una igualdad real.  Y eso es un trabajo de la sociedad entera. A ver si somos serios en ello. En el artículo Hombre, mujer, persona. que me publicaron en el periódico 20Minutos, podéis ver a qué me refiero.

Si queréis ver quién fue Olympe de Gouges, la primera mujer en la Historia que escribió una declaración de derechos para las mujeres, pinchad el enlace de este mismo blog.