Mahatma Gandhi: el arma de la no violencia.
Mahatma Gandhi. Londres, 1931. |
El peligro del pacifismo.
Para los poderosos del mundo, puede parecer que los violentos son los más peligrosos para ellos, los más capacitados para arrebatarles el poder que ostentan, pero no es así. A los violentos se les combate con violencia y, a la vez que se tiene la oportunidad de machacarlos, ensalza al «poderoso» como elemento esencial e imprescindible para la seguridad del pueblo y así se perpetúa en su estatus, su mandato y su autoridad.
Pero para los poderosos del mundo, el más peligroso es el pacifista; el que es capaz de mover a las masas por una causa justa, por una reivindicación legítima o contra la vulneración de los derechos humanos, sin recurrir al insulto, a la violencia, a la destrucción o a las armas. El que es capaz de poner en jaque a un estado tan solo con la palabra y la desobediencia pacífica a las injusticias que, amparadas por la ley, pesan sobre sus hombros. Contra estos pacifistas y esta forma de luchar, el poderoso se ve inerme. Usar la violencia es tirar piedras contra su propio dejado. Es dañar la propia imagen castigando desproporcionadamente a quien solo habla o actúa desde posiciones de diálogo, concordia y posiciones de lucha y desobediencia pacíficas. Es perder el poder por ser una autoridad respetada y pasar al poder por ser una autoridad temida. Y esto, en los países de trayectoria democrática, que presuponen una libertad de expresión y de actuación dentro del marco de la ley, es nefasto.
Dijo Lord Acton «el poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente». Incluso en los países de gobierno democrático, cuando uno llega al poder por los votos de las urnas, tiende a pensar que está tocado por el dedo de Dios, que tiene la varita mágica para la solución de los problemas y que son más capaces que ninguno para pilotar la nación. Creen, por tanto, que el diálogo con otras fuerzas políticas es, muchas veces innecesario y les entra un considerable ataque de soberbia. No digamos, entonces, a las reivindicaciones (siempre dentro del marco de los derechos humanos) que vienen por parte de la sociedad civil. Entonces, las autoridades se ven en la obligación de hablar, negociar e, incluso, pactar, y esas concesiones siempre implican una merma, por pequeña que sea, de su poder. Asumir eso es muy difícil y hacen falta grandes dosis de generosidad por ambas partes, pero con ello se consigue una sociedad más sana, más justa, más libre y más feliz.
Afortunadamente, en la actualidad, los países democráticos están más concienciados en los temas de justicia, igualdad, equidad y derechos, y las armas que da el propio Estado son, en principio, suficientes para resolver pacíficamente cualquier asunto. En las dictaduras y en los países sometidos, no. Cientos de luchadores pacifistas anónimos son asesinados y silenciados cada año por el «poderoso» de turno. Incluso para un régimen tirano, reconocer que ha asesinado a un pacifista es una vergüenza.
Sin embargo, ha habido líderes pacifistas que han saltado y han cambiado la Historia y que, siendo respetados por todo el mundo, también han sido asesinados por un un fanático, un loco o un mindundi. Uno de ellos fue el líder negro norteamericano Martin Luther King, a quien ya dediqué una entrada. Otro el sudafricano Nelson Mandela y otro el líder hindú Mahatma Gandhi, al que presentaré en este post.
Antecedentes: El Raj Británico.
Desde que Marco Polo abrió rutas comerciales con los territorios orientales, muchos han sido los países que han mandado sus comerciantes, exploradores y colonizadores para abrirse un hueco en esas remotas tierras, primero por vía terrestre y, a partir de finales del siglo XV, por mar. Así, potencias europeas de aquella época como Portugal, Francia, Gran Bretaña, Países Bajos, los Nórdicos o España se embarcaron en esa aventura conquistadora.
Fue el portugués Vasco de Gama el primero que llega a Calcuta, en la costa sur de la India, en 1498. Sin embargo, aunque muchos países apostaron por hacer negocios allí, las peleas internas entre los pueblos autóctonos, las de estos con los europeos y las los europeos entre sí, favorecieron a los ingleses que, a través de su Compañía Británica de las Indias Orientales, lograron echar a los demás competidores, hacerse con el monopolio del comercio e imponerse a la población.
Evidentemente, a nadie le gusta que le manden en su casa y los hindúes empezaron a rebelarse. En 1857 tuvo lugar la Primera Guerra de la Independencia, una revuelta militar para echar a los europeos. Pero no salió demasiado bien para ellos: la Corona Británica (que ostentaba la reina Victoria) tomó cartas en el asunto, disolvió la Compañía Británica de las Indias Orientales y creó el Raj Británico, un sistema colonial por el que el gobierno británico mandaba en la India y se intentaba, por las buenas o por las malas, imponer el idioma y las costumbres occidentales. Este territorio colonial abarcaba gran parte de la India así como de los actuales Pakistan, Bangladés y Birmania.
1909: la red ferroviaria de la India, la cuarta más grande del mundo. |
En principio, los ingleses se aplicaron en modernizar el país. Cambiaron leyes y se tomaron en serio la educación de la población abriendo muchas escuelas y universidades, pero era muy difícil luchar contra el bárbaro y arraigado sistema de castas y contra el ninguneo de la mujer. Hubo, por ejemplo, un gran problema a la hora de confeccionar los censos (entre otras cosas porque las mujeres no constaban en ningún sitio y solo podían tener «algún derecho» si pertenecían a un hombre, ya sea a un padre o a un marido. Y, por supuesto, no podían ir a a la escuela salvo escasísimas excepciones). También bajo el dominio británico, se construyó en la India una de las mayores y más modernas redes de ferrocarriles del mundo.
Pero, por una parte, dentro de los británicos había diferencias: unos abogaban por la igualdad y la plena integración de los indios, otros consideraban que los indios no estaba a la altura de ser iguales. Empezaron a priorizar la economía y el ejército sobre la población civil y contestaban con más contundencia a las protestas nacionalistas violentas. Por otra parte, el arraigo de los indios a sus religiones, tradiciones y castas y las irreconciliables diferencias culturales con los europeos convirtieron el Raj en un polvorín que los ingleses intentaban contener con mano dura.
Mohandas Karamchand Gandhi con 7 años. 1876 |
Mahatma Gandhi.
En este contexto nació Mohandas Karamchand Gandhi el 2 de octubre de 1869 en la ciudad India de Porbandar. Fue hijo de la cuarta mujer de su padre, Putilbai, de la cual aprendió el amor por la Naturaleza y el respeto por las personas sea cual fuere su credo. Mohandas pertenecía a la casta vaisia, que incluye a los comerciantes, artesanos, terratenientes y agricultores. En la India, la pertenencia a una casta es muy importante, y, desde mi punto de vista, una gran desgracia, pues le encasillan a uno de por vida: Uno no puede salirse de su casta, y cuando te toca la de los parias o intocables, toda tu vida queda confinada a la más absoluta de las miserias.
Gandhi era un niño tímido, solitario y retraído que adoraba a su familia. Con 13 años sus padres le casaron con una chica de su edad y de su casta, Kasturba Makhanji, con la que tuvo 4 hijos (parece ser que no fue un buen padre y que abandonó el cuidado de sus hijos por el de los más de 300.000 «hijos» que entonces tenía la India). Aunque no era muy buen estudiante, aprovechó la oportunidad de estudiar Derecho en Inglaterra y se licenció en el University College de Londres. Los tres años que estuvo allí, fueron determinantes para su formación: Estudió sobre el cristianismo, el budismo, el islam y el hinduismo; tomó contacto con autores pacifistas como Tolstói; se hizo vegetariano, se convirtió en un hombre austero y humilde que miraba al corazón de las personas rechazando la violencia sin paliativos; vio Oriente desde Occidente. Después volvió a su tierra.
Gandhi en África.
1895: Gandhi en Sudáfrica. |
En la guerra de los bóeres -conflicto armado entre los británicos y los colonos de procedentes de los Países Bajos, también llamados afrikáneres o bóeres, en territorio Sudafricano-, Gandhi instó a sus congéneres para que luchasen al lado de Gran Bretaña y así ganarse el favor de que los reconocieran como ciudadanos de pleno derecho. A pesar de que hubo muchos voluntarios, no sirvió para que mejoraran su situación.
1902. Mohandas Gandhi y Kasturba |
En 1906 el gobierno Transvaal, colonia al noreste de Sudáfrica, promulga una ley que obliga a registrarse a todos los indios. Gandhi insta a sus seguidores a no hacerlo, sin violencia y acatando las penas que les quisieran poner. Esta resistencia se llamó la satyagraha, que podría traducirse como «la fuerza de la verdad». Tuvo gran repercusión en Johannesburgo y fueron tan duros los castigos (cárcel, torturas, fusilamientos…) que las voces, las denuncias y las críticas del exterior obligaron al gobierno a negociar con Gandhi. Fue también por esa época cuando Gandhi empezó a practicar la brahmacharia, un celibato voluntario que a su mujer Kasturba le costó aceptar pero que respetó y siempre le fue fiel.
En 1913, como respuesta a un impuesto a los indios considerado injusto, Gandhi convoca una gran marcha desde el Transvaal, hasta Natal, provincia más al sur en la costa este. En señal de protesta, Gandhi abandonó la vestimenta occidental y se puso la túnica blanca, típica de su país, que le acompañó toda su vida. Esta marcha fue un éxito, el impuesto fue retirado y los indios pudieron trabajar libremente.
En 1914 y tras 21 años en África, parecía que las campañas pacíficas en pro de la igualdad de los indios en Sudáfrica habían dado sus frutos y, junto con su familia, regresó a la India. Hay quien le reprocha que se centró en la lucha por los indios en esas tierras y que no «se metió» en la de los negros, nativos de allí, que sufrían la misma explotación, la misma marginación y la misma falta de derechos.
Sin embargo, este oasis de igualdad en Sudáfrica duró poco y pronto sus logros se volvieron a convertir en cenizas.
Gandhi regresa a la India.
Gandhi fue recibido con honores en su país por las autoridades indias y británicas y por el pueblo de Bombay. Rabindranath Tagore, escritor y uno de los mayores líderes espirituales de todos los tiempos, le invitó a su escuela de Santiniketan (Morada de Paz), un centro de educación donde la pedagogía iba enfocada a enseñar a sus alumnos el amor por el ser humano, por la Naturaleza, la libertad de pensamiento y la paz interior, entre otras cosas.
Niños de la casta de los intocables. (Foto Pixabay) |
En la Primera Guerra Mundial Gandhi apoyó al ejército inglés y ayudó a reclutar hombres para el ejército británico con la promesa de la autonomía para la India. A pesar de que el país contribuyó con más de 900.000 indios en las filas, esta promesa pronto fue olvidada.
En febrero de 1919 ocurrió un hecho que supuso un punto de inflexión en la participación de Mahatma Gandhi en la vida pública: Se aprobó la Ley Rowlatt que negaba los derechos civiles a los indios y decretaba grandes penas a los sospechosos de atentar contra el Imperio Británico. Gandhi encabezó las protestas contra esta ley y, aunque abogaba por la no agresión y las manifestaciones pacíficas, algunos grupos de violentos se le fueron de las manos y Gandhi fue detenido. El 13 de abril de ese año, una multitud de personas celebraba el Vaisakhi, fiesta de recolección de la cosecha y de comienzo del año solar, en los Jardines de Jallianwala, en la ciudad de Amritsar. El brigadier británico Reginald Dyer, arguyendo que se trataba de una protesta contra el Imperio, los acorraló y disparó a discreción. Cientos de personas murieron y los heridos se contaban por miles. Ante esta barbarie y las consiguientes consecuencias y protestas, el gobierno británico tuvo que echar el freno y la Ley Rowlatt nunca se puso en vigor.
El Imperio Británico había mostrado su cara más dura. Rabindranath Tagore, que había ganado el Premio Nobel de Literatura años antes y renunció al noble título de Sir inglés para ponerse a lado de sus compatriotas y Gandhi volvió a la vida pública encabezando el movimiento nacionalista y de no cooperación con el Reino Unido. Fue Tagore quien le bautizó como Mahatma Gandhi, (Mahatma significa Gran Alma), a pesar de las protestas de Gandhi que, en su humildad, le parecía excesivo.
Alcanzó la presidencia del Partido del Congreso uniendo a hindúes y musulmanes en un objetivo común, y desde ahí promovió campañas de desobediencia civil, que incluían negarse a pagar impuestos, marchas, boicot a las autoridades, incumplimiento pacífico de la ley, huelgas (incluida la huelga de hambre), paros generalizados, etc. y que cada vez tenía más seguidores tanto en la población urbana como en la rural. Miles de personas fueron encarceladas. El mismo Gandhi fue detenido y condenado a 6 años de cárcel en 1922, pero una apendicitis le sacó a los dos años.
Cuando salió se encontró con una triste realidad: El Partido del Congreso se había deshecho, los hindúes y los musulmanes se habían dividido y su movimiento de desobediencia civil hacía aguas. Ante este panorama se retiró de la vida pública para vivir en la pobreza, el silencio, el ayuno, la meditación y el estudio. Fue en esta época cuando se erigió como líder y padre espiritual de la India. Su filosofía de no violencia, su visión sobre la armonía entre las religiones (aunque él practicaba el hinduismo), la paz espiritual, la búsqueda de la Verdad como el bien supremo, la renovación ética del ser humano, su integración con la Naturaleza y su absoluto compromiso con su conciencia, le merecieron el reconocimiento y la admiración del mundo entero.
La Marcha de la Sal.
1930: Marcha de la sal. |
Empezaron a haber manifestaciones violentas y guerrillas para expulsar a los ingleses, pero Gandhi, erigiéndose en líder de la campaña, abogó e insistió a sus compatriotas que el camino era el de la no violencia.
Gandhi cogiendo sal del mar. |
Una cosa tan tonta como la sal, fue el detonante. La sal era del Imperio. Los indios no podían producirla y pagaban unos impuestos altísimos por ella, lo que perjudicaba enormemente a las clases más desfavorecidas. Gandhi avisó al virrey de la India de que iba a hacer campaña a favor de que los indios tuviesen acceso a «su» sal. Así, convocó una gran marcha desde su retiro de Ahmedabad hasta la ciudad costera de Dandi, a unos 390 km. La marcha empezó el 12 de marzo con 79 hombres, pero a medida que avanzaban miles y miles de personas llegadas de todo el país se fueron sumando a la marcha. Cuando llegó al mar el 5 de abril encabezando una enorme muchedumbre, Gandhi se agachó y tomó un puñado de sal representando, simbólicamente, que la sal era de ellos.
Esta gigantesca manifestación dejó más de 60.000 detenidos, incluido el propio Gandhi, que se dejaron apresar sin resistencia y un imparable movimiento de desobediencia civil: los funcionarios, políticos y cargos públicos indios dimitieron, los soldados indios se unieron a la causa y no disparaban a su gente, se unieron las mujeres, se asaltaron (pacíficamente, eso sí), las fábricas de sal, se dejaron de pagar impuestos, las protestas, marchas y huelgas se sucedían por todos sitios… Todo con la filosofía de la resistencia pacífica y la no violencia.
Al final, el virrey tuvo que negociar y pactar con Gandhi la libertad de los casi 100.000 presos que había ya y el compromiso de legalizar la producción de sal, entre otras cosas.
En 1931 y con objeto de hablar sobre la independencia, se fue a Londres. Allí se encontró con una calurosa acogida del público y muy poca resolución por parte de los políticos que navegaban entre concederles la independencia, la autonomía dentro de la Corona o el rechazo total a cualquiera de estas cosas, como el de Winston Churchill, entonces en la oposición (Churchill, que no le tenía muchas simpatías le apodó como «el Fakir desnudo»). Así que se encontró de nuevo en la India más o menos como se había ido y con algunos políticos del Congreso Nacional Indio, Nehru entre ellos, encarcelados de nuevo.
Además de continuar con su labor a favor de la independencia, Gandhi se pasó toda la vida luchando por la abolición de las castas y, sobre todo, de los intocables, sentenciados de por vida a la miseria. Su idea era la de mantener una India con su idiosincrasia oriental, combatiendo sus lacras, pero sin occidentalizarse. Por sus luchas pasó muchas veces por la cárcel y mantuvo numerosas huelgas de hambre como una espectacular forma de protesta, en algunas de las cuales estuvo muy malito. Durante los años siguientes se dedicó a viajar tratando de educar espiritualmente a la gente, al lado de los pobres y las castas más bajas, trabajando por ellos y por sacarlos de su situación.
Independencia de la India.
1940: Mahatma Gandhi y Rabindranath Tagore |
Los dos años que estuvo en la cárcel hicieron una grave mella en su salud. Salió de allí con 75 años.
Al finalizar la guerra, Gandhi consiguió que liberaran más de 100.000 presos políticos y que se acelerara el proceso de independencia, pero no era tan fácil. Las diferencias entre hindúes y musulmanes eran irreconciliables y empezaban a florecer extremistas de ambos lados. Las autoridades propusieron entonces dividir al país creando Pakistan, territorio donde se concentraba la mayoría musulmana. La Liga Musulmana encabezada por Mohammed Alí Jinnah era defensora de la separación del Pakistán, pero Gandhi estaba totalmente en contra. La toma de posesión de Jawaharlal Nehru como Jefe de Gobierno fue la excusa para que hindúes y musulmanes se enzarzasen en sangrientas luchas y dolorosos éxodos. Gandhi estaba horrorizado. Fueron masacres sin control que intentó detener, ya anciano y sosteniéndose con un bastón, andando descalzo por los caminos, ayunando, hablando para convencer a unos y a otros de que ese no era el camino, pero recibió odio y atentados contra su vida por parte de extremistas de ambos bandos.
1946 Gandhi y Nehru. |
Cuando por fin la India consiguió su independencia del Imperio Británico en agosto de 1947, Mahatma Gandhi no lo celebró como el resto del país. Se encerró, solo, en su casa de Calcuta.
El 30 de enero de 1948, fue abatido a tiros por un radical hindú y su cómplice en Nueva Delhi cuando iba a rezar. Sus últimas palabras fueron: ¡Hey Rama! (¡Oh, Dios mío!)
Parece ser que los asesinos Nathuram Godse y su cómplice Nathuram Godse pertenecían al partido hindú ultraderechista Hahasabha. Fueron juzgados y condenados a muerte. El supuesto instigador y presidente del partido Vinaiak Dámodar Savarkar quedó libre y exonerado por falta de pruebas.
Su legado.
La mayor parte del legado de Mahatma Gandhi en la India se disipó como la niebla. No fue perfecto y tuvo errores de bulto, como la mala relación con sus hijos o ciertas excentricidades y cabezonerías en sus creencias tanto públicas como privadas. Pero dio su vida por su pueblo. A pesar de sus esfuerzos por luchar contra el sistema de castas y a favor de los parias, las castas siguen dramáticamente existiendo. La mujer sigue estando sometida. Las luchas sin cuartel entre las distintas religiones y sectas siguen siendo un hecho. Su mensaje de justicia social es una utopía. Su apuesta de no violencia ha perdido en favor del armamento convencional y la bomba atómica. Su deseo de una India tradicional, agrícola, ganadera y manufacturera ha dado paso a un país donde la tecnología y la ciencia se desarrollan con rapidez. Y su trabajo a favor de una economía más justa y equitativa no ha prosperado en un país donde más de los dos tercios de la población son pobres o muy pobres. La India es un país muy grande, muy poblado, muy heterogéneo y muy complicado. Cualquier gobernante lo tiene difícil.
Quizás en la India sea donde su legado se note menos… Pero a nivel mundial su pensamiento de búsqueda de la verdad, la armonía entre las religiones, la concordia entre todos los seres humanos y la lucha no violenta, como una poderosa arma, en contra de las injusticias y a favor de los oprimidos sí prendió la mecha, y personas tan excepcionales como Martin Luther King (asesinado en 1968) o Nelson Mandela (27 años encarcelado) siguieron sus pasos.
Algunas de sus frases.
Solo sus frases y sus enseñanzas dan para escribir un libro, pero aquí dejo una muestra.
🌺 La violencia es el miedo a los ideales del otro.
🌺 Ojo por ojo y todo el mundo quedará ciego.
🌺 Una onza de acción vale más que toneladas de prédica.
🌺 Sé el cambio que querrías ver en el mundo.
🌺 La verdad jamás daña una causa que es justa.
🌺 La pobreza es la peor forma de violencia.
🌺 El buen ser humano es amigo de todo aquello que vive.
🌺 Dios no tiene ninguna religión.
🌺 La felicidad aparece cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces está en armonía.
🌺 El comportamiento es el espejo que muestra nuestra imagen.
🌺 El amor es la fuerza más potente que existe.
🌺 La mejor manera de encontrarse a uno mismo es perderse en la ayuda a los demás.
🌺 El propósito de la vida es vivir correctamente, pensar correctamente, y actuar correctamente.
🌺 Si queremos la verdadera paz en el mundo, comienza con los niños.
🌺 La paz entre los países debe ver sus bases en el amor entre los individuos.
🌺 La gentileza, el sacrificio personal y la generosidad no son posesión exclusiva de ninguna raza o religión.
🌺 Me opongo a la violencia porque cuando parece hacer el bien, el bien es solo temporal; el mal que hace es permanente.
🌺 El hombre se vuelve grande exactamente en el grado en el cual trabaja por el bienestar de sus semejantes.
🌺 Las relaciones se basan en cuatro principios: respeto, comprensión, aceptación y aprecio.
🌺 Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.
Fotos: Wikemdia commons
Bibliografía:
Internet:
* wikipedia.org
* biografiasyvidas.com
* buscabiografias.com
* monografias.com
* lamenteesmaravillosa.com
* nationalgeographic.es/historia
* mcnbiografias.com
* historia-biografia.com
* conapred.org.mx
* psicologiaymente.com/reflexiones
* proverbia.net/autor
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