Beethoven: Música, Pasión, Amor.

"Hacer todo el bien posible, amar la libertad sobre todas las cosas y, aún cuando fuera por un trono, nunca traicionar a la verdad".

Ludwig van Beethoven. De Joseph Karl Stieler. 1820. https://pinceladasdelpasado.blogspot.com/2009/02/beethoven-musica-pasion-amor.html
Retrato más famoso de Beethoven.
De Joseph Karl Stieler. 1820.
Museo Casa Natal. Bonn (Alemania)


Ludwig van Beethoven es sin duda uno de los mayores genios de la música de todos los tiempos. Con muy pocas a favor y muchas en contra, su vida fue una lucha apasionada de superación en lo personal, en lo musical… que lo han catapultado a lo más alto del firmamento de los grandes hombres.

Breve biografía de Ludwig van Beethoven.

Ludwig van Beethoven fue un virtuoso violinista holandés que se trasladó a Bonn para hacer carrera, pero que no yéndole económicamente bien, monta además un negocio de vinos. Allí se casa con la alemana María Josepha Poll, quién además de admirar al músico, le da por hacer los honores a su bodega. Tienen un hijo, Johann, que, como su padre se hace músico y como su madre, alcohólico.

Johann se casa con María Magdalena Keverich, una mujer de salud frágil y tienen siete hijos pero sólo tres llegan a adultos. Ludwig era el mayor de éstos.

Ludwig van Beethoven nace en una humilde buhardilla de Bonn el 17 de diciembre de 1770. Su infancia se desarrolla en un ambiente violento, triste, pobre… Su padre, tenor mediocre y dipsómano, quiso resarcirse de sus frustraciones en la cabeza de su hijo y ya, a los cuatro años le encerraba en una habitación con un piano-forte y una partitura y no le dejaba salir hasta que no se la hubiera aprendido. Para esas fechas, a Ludwig la música le importaba un pimiento, pero su talento, su voluntad, su capacidad creativa y el mundo interior que se empezó a fraguar en él y que le acompañó toda su vida, hicieron el resto.
Ludwig van Beethoven con 13 años. Anónimo. Kunsthistorisches Museum. https://pinceladasdelpasado.blogspot.com/2009/02/beethoven-musica-pasion-amor.html
Ludwig van Beethoven con unos 13 años.
Anónimo. Kunsthistorisches Museum.
Viena (Austria).


No fue muy buen estudiante en la escuela, en la que estuvo poco tiempo en aras de la música, y, a pesar de su formación posterior, sus cartas y escritos están salpicados de bastantes faltas de ortografía. Recibió lecciones de violín, viola, órgano y piano de varios profesores que no le encontraron su valía, hasta que dio con Christian Gottlob Neefe, quien vio en él su genio y se tomó en serio su formación y su promoción. Por esta época empieza a componer y a ser respetado como músico, e incluso gana sus primeros sueldos a cargo del archiduque Maximilian Franz. Se viste llamativa y elegantemente, pero ¿sería por su físico, feo, rechoncho, cabezón, chato y con la cara picada de viruelas o por su carácter temperamental por lo que no conseguía el amor de la gente?

En 1787 viaja a Viena donde conoce a Mozart, genio de todos los tiempos y en esa época la máxima autoridad en música. Al principio a Mozart no le gustó mucho, demasiado diferentes quizás, pero cuando le escuchó improvisar dijo: “¡Apunten su nombre, pues un día cercano será famoso!”. No obstante Beethoven tiene que regresar a Bonn por la grave enfermedad de su madre, que muere en julio de ese año. Aunque no compuso mucho en los tres meses que pasó en Viena, se hizo un nombre en los concursos de improvisación.

Después, trabaja como profesor de música para los cuatro hijos de la viuda von Breuning, que se encariña del joven talento, solitario y melancólico y un tanto inculto, y le instruye en las disciplinas de aritmética, latín, francés o literatura alemana. Llega a ser un gran amigos de sus hijos, en especial de Eleonora, con la que, según se desprende de las cartas, pudo haber algo más. Y es con esta, su familia de acogida, con la que se consolida su carrera. Compone una serie de cantatas que son conocidas por Haydn, el cual le ofrece ser su discípulo en Viena. Ludwig, más contento que unas pascuas, se marcha para allá. En diciembre de 1792 muere su padre, por lo que no teniendo ya mucho que lo ate en Bonn, fija en Viena su residencia hasta su muerte.

Las relaciones entre él y Haydn no fueron fáciles. El carácter tranquilo de Haydn chocó con la personalidad de Ludwig, tempestuosa unas veces, sombrías otras, cercano o inaccesible, alegre o angustiado, y el maestro pronto se cansó de un alumno que era, sobre todo, autodidacta. No obstante siguió su formación en Viena, siendo uno de sus últimos profesores y de los más influencia sobre él, el italiano Antonio Salieri, que, aunque haya pasado a la historia como el mayor rival y admirador de Mozart, era también un músico sobresaliente al que vale la pena conocer.

Tras en fallecimiento del genial Mozart en 1791, Ludwig se va abriendo hueco en la sociedad vienesa. Amplía su círculo de amistades, aunque no son demasiadas, su carácter intransigente y fogoso no lo facilitan; es cruel con sus colegas e impaciente con sus alumnos. Aunque reconocido como un excepcional intérprete, no publica sus primeras obras, los Tríos, hasta 1795. Ese año estrena los Conciertos para piano y orquesta, Op. 15 y 19. Empieza a preocuparse obsesivamente por el dinero, no quiere ser rico, no es avaro, pero sí asegurarse una renta. Quiere hacer su trabajo y que le paguen por él. Hace algunas giras. Su música no siempre es bien entendida, demasiado snob para algunos, demasiado emotiva para otros, y él no es condescendiente con el público ni con la crítica.

No se sabe a ciencia cierta cuando empezaron sus primeros síntomas de sordera, parece que entre 1796 y 1801 según los distintos biógrafos, y también se especula con su causa: un efecto secundario de una sífilis, una secuela de una bofetada de su padre, una enfermedad del oído, vaya usted a saber… lo cierto es que fue aumentando y sumiéndolo más aún en su interior hasta el fin de sus días.
Beethoven hacia 1804. Joseph Willibrord Mähler. Museo de Viena. https://pinceladasdelpasado.blogspot.com/2009/02/beethoven-musica-pasion-amor.html
Beethoven hacia 1804
Retrato de 
Joseph Willibrord Mähler.
Museo de Viena



En 1800 da su primer gran concierto en Viena, estrena la Primera Sinfonía y el Septimino, teniendo una calurosa acogida por el público. Tiene 20 años. Ese mismo año se enamora de una joven, hermosa y frívola, Giulietta Guicciardi, que no corresponde a la plenitud del amor que Luidwig le ofrece y se casa con un aristócrata en 1803. Esto le sume en una desesperación que plasma en las obras Sonata Claro de luna, La Aurora, La Sonata Kreutzer y la Segunda Sinfonía.

Beethoven se consagra como músico y es admirado y requerido por la élite de la sociedad vienesa. Está en su apogeo, disfruta de todo, todo le motiva, todo lo convierte en música. Su música nace del alma, de un alma viva, apasionada. Si bien su carácter sigue siendo difícil, acentuado por la incipiente sordera, es independiente, noble, deseoso de dar y recibir, pero es incomprendido. En 1802 escribe a sus hermanos: “…Mi corazón y mi mente, desde mi infancia, me empujaban a los tiernos sentimientos del cariño y del afecto. Siempre me sentí llamado a realizar grandes obras, pero pensad que sólo durante los últimos seis años me he visto atacado por un mal incurable, agravado por la incompetencia de los médicos, defraudado año tras año en unas ilusorias esperanzas de mejoría…” y en otra: “… ¡Hace ya tanto tiempo que soy un extraño a los deliciosos sones de la alegría! ¿Cuándo, oh Dios, cuándo sentiré de nuevo esa alegría en el templo de la naturaleza y de los hombres? ¿Nunca? ¡No, eso sería demasiado duro!”.

Y compone. Vuelca todos sus sentimientos en la música. Así en 1803 nos llega la Sinfonía Heroica, dedicada a Napoleón, al que por entonces admiraba por el entusiasmo revolucionario que percibía en el general francés, pero le decepcionó sobremanera el hecho de autoproclamarse emperador y, además de retirarle la admiración, cambió el título de la sinfonía (Sinfonía Bonaparte) para dedicarla a todos los héroes que luchan por la libertad.

Posteriormente -1806- escribe su única ópera, Fidelio, una obra maestra que fue un fracaso en su estreno. Esto le sume en una depresión y va a recuperarse a casa de unos amigos, los Brunswick y se enamora perdidamente de una de las hijas, Josephine, la condesa Josephine Brunsvik (otros opinan que si bien la admiraba y quería profundamente, de quien realmente estaba enamorado era de su hermana Therèse), y así como en la música, deja todo su corazón en el amor: “¡Mi ángel, mi otro yo, todo mi mundo!....El amor lo requiere todo, y es muy justo que así sea: así soy yo contigo, así eres tu conmigo; sólo que tu olvidas fácilmente que debo vivir para mí y para ti…..Continúas siendo mi única verdad, mi único amor, todo mi yo como yo lo soy para ti. Y así para siempre; debemos dejar que los dioses nos envíen lo que debe ser y será.” “Antes de levantarme, mis pensamientos volaron a ti, inmortal bienamada; en ciertos momentos eran dulces, en otos dolorosos…. ¡Ámame! ¡ámame hoy, ámame ayer! ¡Después de ti, de ti, de ti, mi vida, todo mi ser vive un anhelo cargado de lágrimas! Adios. ¡Oh, continúa amándome!, y nunca dudes de que haya un corazón más fiel al tuyo que el mío. Tu bienamado Ludwig. Siempre tuyo. Siempre mía. Siempre el uno del otro”. 

Y nos llega la Appassionata y la Cuarta Sinfonía entre otras. Pero no llega a consolidarse la relación, no se sabe bien por qué, y nuestro maestro se va encerrando cada vez más, con la ternura del amor anidada en el corazón, melancólico, pero cada vez más aislado, en gran parte por la considerable sordera que ya padecía como por la incomprensión del mundo.

Y sigue escribiendo y componiendo, entre otras, La Quinta y la Sexta, la Pastoral -1808- llena de alegría, fuerza, dulzura… sentimiento… su amor por la Naturaleza. 

El 27 de abril, de 1810 Ludwig van Beethoven escribe la pieza de piano más conocida del mundo mundial: Para Elisa (Für Elise).

Parece ser, que esta obra no fue publicada hasta que en 1867 un tal Ludwig Nohl la sacó a la luz en base a un manuscrito de Beethoven que ya no existe. Iba destinado a una tal Elisa o a una tal Therèse, no se sabe con certeza, pues estaba bastante deteriorado e ilegible, por lo que también a esta bagatela se le llama Para Teresa (Für Therèse). Lo que sí parece cierto es que Nohl podría haber puesto algunas notas de su cosecha.

Dentro de las Elisas o la Teresas, tampoco está claro qué dama podría ser. Por las fechas se especula con que podría tratarse de una joven alumna suya, Therèse Malfatti, de la que Beethoven se habría enamorado y, aunque se llega a declarar, ella y su familia no lo consideraron un buen candidato. O a una pianista de 13 años llamada Juliane Katharine Elisabeth Barensfeld, a la que llamaban Elisa, una niña prodigio a la que Beethoven compuso la pieza como favor a Therèse Malfatti. También pudo haber sido la inspiración de esta breve composición la soprano alemana Elisabeth Röckel, que fue la cantante principal de su ópera Fidelio, y cuya amistad mantuvo toda la vida.


He mencionado a alguna de las mujeres de su vida, quizás las más importantes para él, hubo más, pero no supieron o no pudieron corresponderle. Le preguntaron a una cantante, Magdalena Willmann, a la que Beethoven había propuesto matrimonio, que por qué le había rechazado y dijo: “Porque era muy feo y estaba loco”. Su fealdad, su sordera y su carácter le jugaron muy malas pasadas. Ha pasado a la historia como un gran misógino, y es verdad que dado en poco éxito que tuvo con las mujeres hiciera algún comentario en ese sentido.

Pero sigue siendo libre e independiente y no se doblega ni doblega su música ante nadie. En 1812 paseaba con Goethe por los jardines de un balneario cuando se cruzaron con el archiduque Rodolfo y la emperatriz. Goethe se paró e hizo una reverencia, Beethoven siguió andando. Después le dijo: “ Pensé que erais el rey de los poetas, pero veo que sois el poeta de los reyes”. Años más tarde cuando un amigo común ofrece a Goethe colaborar en la Misa Solemne, este pasa olímpicamente. 

En 1815 muere su hermano Kaspar y se queda con la custodia del hijo de éste, Karl (estuvo varios años litigando con su cuñada por ello). Beethoven destinó mucha energía, mucho tiempo, mucho afecto y mucho dinero en su sobrino, pero este no le apreciaba en absoluto e incluso fue una fuente constante de problemas y sinsabores que le minaron seriamente la salud física y espiritual. Así, para 1817, Beethoven se encontraba completamente sordo, irritable, suspicaz, deprimido y sólo. En un ataque de ira contra una cocinera que le engaña, que le roba, la golpea y le tira cosas, según el mismo narra en las cartas a su amiga Nanette Streicher, no exentas de sentido del humor. ¿Cómo no sentirse desesperado siendo músico y no poder oír, sintiendo el desprecio de quién amas?

Sin más compañía que su dolor y su profunda tristeza, sin más mundo que su propio interior se gestan dos obras maestras, la Misa Solemnis en 1822 y la soberbia Novena Sinfonía, Coral -1824- coronada con el Himno a la Alegría, en el que vuelca su espíritu henchido de dolor en una reconciliación con los hombres, con la vida, con la libertad (a mí me emociona, me sobrecoge, me desborda cada vez que la escucho). La Novena surgió por un encargo que le hizo la Sociedad Filarmónica de Londres en 1817. Con 22 años, Beethoven había leído el poema de Friedrich von Schiller “Oda a la Alegría” y se había prometido así mismo que algún día le pondría música

El 7 de mayo de 1827 fue el gran estreno en el Kärntnertortheater de Viena. Era la primera vez que se subía a un escenario después de 10 años y la última que lo haría en su vida. El teatro estaba abarrotado y en el escenario la orquesta, los coros y los solistas. La batuta estaba a cargo del violinista, compositor y director de orquesta Michael Umlauf. Junto a él, sentado en una silla, con una partitura en la mano, de espaldas al público y dirigiendo con la cabeza y el corazón, Ludwig van Beethoven. 

La gente estaba entusiasmada con la obra. Fue un rotundo éxito. Cuando finalizó estallaron los aplausos y las ovaciones. Agitaban los pañuelos. Beethoven no escuchó nada. Ni su música ni los aplausos. Seguía concentrado en su partitura. Solo cuando un solista le toco en el brazo, se volvió, saludo y se inclinó a su entregado público.

 (Os dejo con un vídeo de este soberbio 4º movimiento bajo la batuta del maestro Daniel Barenboim. ¡Disfrutadla!)




El intento de suicido de Karl en 1826, supone un duro golpe para su ya precaria salud y va a pasar unos días su hermano Johann a Gneixendorf. Enfermo y derrotado regresa a Viena.
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Manolo y yo en la tumba
de Beethoven. Viena 2018
Una pulmonía se lleva la poca energía que le queda y muere el 26 de marzo de 1827, un día de tormenta, truenos y relámpagos. Tuvo un lujoso entierro al que asistieron unas veinte mil personas. Su tumba está en el cementerio de Viena.

Ludwig van Beethoven nos dejó 138 obras, entre otras: 9 Sinfonías, 1 Ópera, 2 Misas, 3 Cantatas, 32 Sonatas para piano, 10 Sonatas para violín y piano, 5 Sonatas para violonchelo y piano, 5 Conciertos para piano, 1 Concierto para violín, 1 Triple concierto para violín, violonchelo, piano y orquesta, 16 Cuartetos para cuerda, 1 Gran fuga para cuarteto de 10 cuerdas, e innumerables oberturas, estudios, variaciones y arreglos. 

Y, como una gran persona que era, Beethoven nos dejó también un montón de frases que lo definen y que han pasado a la historia, como estas:

🎶 "Hacer felices a otros hombres: no hay nada mejor ni más bello".

🎵 "Todavía no se han levantado las barreras que le digan al genio: De aquí no pasarás".

🎶 "Haz lo necesario para lograr tu más ardiente deseo, y acabarás lográndolo".


🎵 "Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo".

🎶 "Recomendad a vuestros hijos que sean virtuosos, sólo la virtud puede traer la felicidad, no el dinero".

🎵 "El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad".


🌟 “No fue un músico, sino la misma Música” (Franz List)




Fotos: Wikimedia Commons.

Vídeos: You Tube.

Bibliografía:

https://es.wikipedia.org/wiki/
https://www.biografiasyvidas.com/
https://www.buscabiografias.com/
LUDWIG VAN BEETHOVENColección Grandes Biografías. Madrid. 2000. 

Comentarios

  1. Beethoven, uno de los 3 compositores fundamentales de la música en el período Romántico, tuvo un lujoso entierro. Éste, fue llevado a cabo, nada más ni nada menos, que bajo las notas del inmortal Requiem de Wolfgang Amadeus Mozart, considerada como "La obra más sublime en la historia de la música Sacra".-

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