La carte bleue

Manolo, Fito y Simarro frente al casino de Montecarlo

Francia, julio-2006


Veníamos de coger unas peras en la campiña francesa, más duras que las piedras, por cierto,  y nos dirigíamos a un pueblecito al lado de Mónaco para pasar la noche. Manolo nos había prometido que cenaríamos con vistas a Montecarlo. Y como siempre pasa en estos casos, hay un camino corto y uno largo. ¿Cuál? Con Manolo, el largo, por supuesto: “vamos a ir por el Verdon (que es un río) que tiene unos parajes y unos acantilados y gargantas muy bonitos, he leído que espectaculares”. Manolo es un figura preparando los viajes, así que ni una palabra más. Simarro era el encargado del mapa de carreteras y sin problemas llegamos al Verdon. Efectivamente la Naturaleza ha sido muy generosa con el lugar y disfrutamos mucho con el panorama y la puesta de sol. –“Vámonos que se nos hace tarde”- “¿Que carretera cogemos?” – En la zona no había más que carreteras rojas, verdes y amarillas, nada de autovías, naturaleza a tope, no obstante buscamos una ruta por las carreteras rojas. Al poco de ponernos en camino empezamos a subir, a subir, cada vez más altos, más bosque, más curvas, menos coches….. –“¿Seguro que vamos bien?”- -“Sí, si, carretera roja, adelante”- A las once y pico y noche cerrada, estábamos en lo más alto de toda Francia, ya no había coches, habíamos visto dos zorritos y después de un día de calor insoportable, hacía fresquito, así que paramos para estirar las piernas, hacer un pis y echarnos un trago del güisqui que misteriosamente apareció en el maletero. Seguimos.

-“No os habéis fijado, pero hace un rato que no tenemos gasolina”- Bueno, sin problemas, llevamos ya dos horas dando vueltas por la carretera roja así que debe de haber ya mismo un pueblo. Pues no. –“¿Vamos por la roja, verdad? Je,je!”- “Sí, si…. “- Empiezan a aflorar los nervios. Manolo: “No llegamos….” .Ah! Bendición! Allá abajo hay luces…. Coche cuesta abajo, a su bola, sin forzar el motor… Luces sí, pero gasolinera….. Seguimos. Apagamos el aire acondicionado, cerramos las ventanillas… Ah! Bendición, más luces y…. siiiiiiii, gasolinera! Bueno, se acabó la angustia, je, je, je…por fin…. Ja! Que nos lo habíamos creído. No hay nadie. ¿Cerrada? No, cerrada no, autoservicio. Con tarjeta. ¿Visa, Master Card, American Expres? Noooo. Con “Carte Bleue”. Sólo con Carte Bleue a partir de las 12. Una tarjeta francesa para los franceses. Al coche, seguimos. Y seguimos por las carreteras rojas, las más importantes del lugar. Otro pueblito, otra gasolinera, otra Carte Bleue y otro, y otro. Idea! "Esperamos en una gasolinera a que un francés vaya a echar gasolina y le decimos que nos eche y se la pagamos" dice Manolo. En la siguiente gasolinera tuvimos suerte, había un francés repostando, así que con la euforia propia del momento, sale Manolo en su busca y fffssshhh, el francés sale disparado como una bala, no estaba dispuesto a ningún tipo de atraco. La situación era ya desesperada. Volvemos sobre nuestros pasos a buscar otra carretera roja que nos lleve hasta la autovía más próxima. Y al minuto iiiuuuuu iiiiuuuu iiiiiuuuuu. La policía detrás. ¿Pero dónde estaban metidos? ¿Es imposible que le haya dado tiempo al francés a llamarlos?

-Bon suag! Dice el gendarme. ¿Bon suag? Ya no podemos más. Bajamos los cuatro del coche, que es un Mercedes y nos acercamos con una decisión implacable a la pareja de guardias. En este momento debieron pensar que la mafia siciliana había llegado a lo más recóndito de Francia. El gendarme jefe intenta hablar algo, pero le da igual, no le dejamos. “no oil” “no oleo” –damos porrazos en el depósito, para que se enteren” . Ellos ni papa de español ni de inglés, nosotros de francés tres cuartos de lo mismo (bueno, Manolo lo intentaba). “No oil, niente de niente” “gasolinerí no Visa, no euro” Gesticulábamos de todas las formas posibles y tres a la vez (Manolo es más discreto). “No óleo, no Visa, no Money, sólo cagte blu, Nosotros no cagte blu”. Nosotros cada vez más cerca, ellos reculando para su coche. “No visa, no euro et no oil, plu cards, no cagte blu”. Total, que en estos momentos les atacábamos con toda una artillería de tarjetas, visas, platinum, oro, de colores, adeslas, asisa, travel, seguridad social y lo que hiciera falta, pero no cagte blu. Simarro, que no era muy amigo de las tarjetas les sacó el fajo de billetes verdes que llevaba y que sólo enseñaba en ocasiones solemnes. Ya iban pillando de que se trataba….. Aquí ya no pude más: “Manolo, se lo dices tu, o se lo digo yo…” –“No, no, yo” (No se debe fiar mucho de mi francés). Saca un par de billetes de 50 y haciendo un gesto con la mano… Acá pacá su cagte blu, y money se tuá. Aaaahhhhh! Dan un salto para atrás, se cachean ellos mismos los pantalones, se los sujetan como si les fuéramos a despelotar allí mismo… “No cagte blu, no cagte blu…”. Todita la impresión de mafiosos en apuros, oiga. Bien, no hay nada que hacer, así que les pedimos que nos indiquen dónde hay una gasolinera que echen gasolina (al final no les hicimos mucho caso). A estas alturas ya nos entendíamos bastante bien como los indios. Y nos dejan ir muy amablemente deseándonos mucha suerte.

Ya no hay gasolina. Hace mucho tiempo que se debió acabar la reserva, así que a donde nos lleven los tubos. Sin aire, sin ventanillas, sin hablar para no gastar, oxígeno, a 90, intentando no desesperarnos mucho que esto también consume… Allí…. La autovía… Llegamos! … Un poco más…. Allí…. Una gasolinera… abierta…. Con gente…. ¡Dios existe! Verdes ya por la falta de oxígeno logramos echar la dichosa gasolina pagando con una Visa. Vienen los abrazos y las risas…. Manolo nos confiesa que la policía nos había parado para multarnos porque salió pisando una línea continua…. Al final casi nos dan las gracias por tener una anécdota que contar en navidades.

Y lo mejor de todo, Manolo cumplió su palabra. Desde la gasolinera a la 1,30 de la madrugada y cenando un bocadillo congelado de lechuga y jamón york, teníamos Montecarlo a nuestros pies.

Comentarios

  1. Muy bueno lo de la carte bluee. A mi me pasa lo mismo todos los años. Tengo que repostar en horario de cajeros porque luego na de na con las tarjetas típicas Españolas. Tienes mucha razón la carte bluee es una tarjeta para los franceses, pero me da igual porque Francia es preciosa. Saludos

    ResponderEliminar
  2. ¿Robar peras en Francia no es delito?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

«EPPUR SI MUOVE» UN RESCATE EN EL TIEMPO. Marta Payo Yubero

Bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.

«EPPUR SI MUOVE» UN RESCATE EN EL TIEMPO.